El Caganer es un elemento que debería estar en todo belén -y vida- que se precie. En serio. Donde hay caganer, hay esperanza. Y si no, que levante la mano quien no tenga un marrón en su vida.
El problema de la Navidad y sus campañas -hablo por mí, que pongo el belén y tengo como mínimo un marrón que solucionar-, es que resulta demasiado perfecta. ¿Contaron los gorros de lana que aparecen en El anuncio de El Gordo? ¿Se dieron cuenta de que el pavo de Campofrío (esta vez sí me refiero al guionista) volvió a dejarnos de víctimas? ¿Ustedes también piensan que Iberia es una aerolínea que sólo vuela alto por Navidad?
Antoni Gaudí, que de originalidad sabía mucho, dijo una vez que la palabra originalidad procede de origen, así que volver a los orígenes podía hacernos muy originales. Una vitrina que encontré esta mañana terminó de confirmármelo.
La versión de los hechos se remonta a la Navidad original, es del abad Bernard de Clairvaux, y data del S. XI. En la historia de Clairvaux no hay todavía caganer, pero sí altas dosis de marrones.
A saber:
“Los magos ofrendaron a Cristo oro para socorrer de la pobreza a la Virgen Santísima; incienso, para contrarrestar el mal olor que había en el establo, y mirra, para ungir con ella al Niño y fortalecer sus miembros e impedir que se acercaran a él parásitos e insectos”.
Si tú tampoco eres extranjero en el país de los marrones, si tu vida sigue siendo bonita por imperfecta… Feliz Navidad. Y bienvenido al marrón de las vidas reales. ¿Te pongo una copita de algo?
Fotografía de Isabelita, nuestra estrella “mayorsita”. Original de Uruguay, la subió a Follow Your Own Star desde Granada, junto a unas letras que dicen: “pude con pequeñita maquina, fotografiar un estrellita que brillaba …………..intensamente…..solita…mirando nuestro balcon….quien estara en esa estrellita? seran….nuestro angeles que desde lo alto del cielo nos estan cuidando…..”
Estaba recogiendo la leonera que tengo por cuarto a causa de los marrones que me han caído esta campaña de Navidad. Llegaré a Nochebuena apestando a todo menos a incienso, porque me he enmarronado pero bien. Estaba ahora tratando de poner orden y concierto cuando me ha saltado la alarma de twitter, veo el post y he tenido que sentarme. Parar.
Mmmm… por un minuto me he sentido el caganer. Y oigan, ¡qué gustazo!
Las vidas imperfectas son las más bonitas, llenas de recovecos, angustias, alegrías, miedos, esperanzas, lloros y carcajadas, y luz. Mucha luz.
Eso es lo que pido para 2014: luz para iluminar todas esas vidas súpernormales y súperbonitas que un día son marrones y al otro de un rosa intenso portada de Vogue.
Gracias Belén por hacerme siempre parar en medio de todos mis jaleos *
qué vivan los marrones entonces y esas portadas rosa intenso de Vogue!
Yo también brindo por las vidas bonitas e imperfectas.
Felices fiestas Belén!! Y espero que en 2014 nos traigas un montón de historias más, de esas geniales que tu sabes escribir un besazo
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