Las buenas ideas se parecen a las buenas láminas: si te pasas un centímetro con el paspartú, la lámina pierde su gracia. Y tú pierdes treinta euros.
Puestos a buscar framing, que sean migas en el camino. Hansel y Gretel se libraron así de una bruja, así que… para los amantes de la molla, aquí un pequeño panetonne:
1. Escucha a tu intuición: la intuición existe. A veces es traicionera, pero se puede educar y entrenar. Sí. Gigerenzer la define como “inconsciente adaptativo” y tiene que ver con la capacidad de nuestro cerebro de hacerse cargo, en cerca de dos segundos, de una realidad de forma rápida y frugal.
2. Más información no siempre lleva a una mejor decisión: disponer de la información relevante es mucho más útil que disponer de mucha información. Ya lo dijo Shakespeare: “Don’t worry, you don’t need to know everything. Just the few things that matter”. Sí. A mí también me resulta muy sexy pensar que hubo gente tan lista como nosotros antes de que inventáramos el presente y definiéramos el futuro. De nada.
3. Busca feedback: Compartir tu idea y abrirla a las reflexiones de los demás te hará avanzar tanto o más que el hecho de continuar con tu propio proceso creativo.
4. Corrige, siempre que sea necesario: El primero que vea la punta del iceberg que avise. Gracias.
5. Después de escuchar el feedback, olvida el feedback: Nunca podrás hacer algo que contente a todos. Los más radicales te dirás que no vale la pena escuchar la tradición. Los más tradicionales te dirán que ya está todo inventado. Y tú sólo estás intentando crear algo, así que, una vez extraído lo más interesante del feedback, sigue adelante.
6. Menos es más, sobre todo cuando menos es muy bueno: Volver al origen de un proyecto ayuda mucho a recuperar el hilo. Malcolm Gladwell supo resumirlo en un pensamiento precioso que invita a dejar de obsesionarse con seguir a todo el mundo y centrarse en seguir a la gente interesante: porque mientras la gente cool es una constante, los productos cool son transitorios.Tres hurras por Malcolm Gladwell
7. Tira del hilo: Las libretas de proyectos contienen kilómetros de trabajo, clics esperados… y otros muchos inesperados. Tirar del hilo y dejar que sea el tiempo entre costuras el que enhebre esa nueva idea vintage es parte del juego.