“No dejaremos de explorar. Y el fin de nuestra exploración será encontrar el punto de partida, y conocer ese lugar por primera vez». T.S. Elliot.
La creatividad es un proceso que nos ayuda a generar nuevas ideas que aportan valor, un viaje más allá de nuestros límites, una exploración que nos lleva a cruzar fronteras y vivir aventuras. Pero, ¿qué tienen en común las vacaciones y la creatividad?
1. LA CREATIVIDAD ES EMOCIONANTE, LAS VACACIONES TAMBIÉN: Los procesos creativos comienzan “calentando motores”, poniéndose en marcha con una tormenta de ideas, una lista de posibilidades, una búsqueda abierta. La tarea de comenzar requiere cierto esfuerzo pero, cuando la idea o el concepto empiezan a fluir, el tiempo corre y uno lo pasa tan bien …
Como en vacaciones, con la emoción de los preparativos, los planes –¡o su absoluta ausencia!-, los pequeños y grandes prohibidos que nos regalamos esos días, el disfrute de lugares nuevos, los pequeños #momentazos… Las vacaciones son una página en blanco en nuestro año: el momento de cargar pilas, el momento de disfrutar.
2. LAS VACACIONES SUELEN CONTENER UNA DOSIS DE AVENTURA, LA CREATIVIDAD TAMBIÉN: La creatividad es búsqueda, actividad y reposo; trabajo y distancia, prueba, fracaso y hallazgo, placer e intensidad, actitud más que aptitud: la Historia de la Humanidad nos ha regalado el ejemplo de científicos, músicos y escritores, fotógrafos, directores de cine, bailarinas y creadores de distintas disciplinas que han dedicado horas a su pasión, movidos por un motor que va más allá de la compensación económica.
Estos días, Facebook, Instagram y el resto de redes sociales empezarán a regalarnos fotografías de pequeñas y grandes aventuras de personas que se han ido “de exploración” por un lugar llamado mundo: cerca o lejos, más o menos tiempo, pero siempre de aventura.
3. LAS VACACIONES SON PARA DESCONECTAR, LA CREATIVIDAD TAMBIÉN NECESITA SUS MOMENTOS OFF: En nuestro mundo digital, la desconexión no surge sola, debemos aprender a gestionarla, provocarla, elegir momentos para estar a solas, con nosotros mismos, con nuestra gente: “Estamos siempre conectados porque estamos siempre conectando”, escribe William Powers en “Hamlet’s Blackberry”.
Gracias a las nuevas tecnologías, ahora podemos trabajar desde cualquier parte, pero también corremos el riesgo de no desconectar: “Vivir ocupados es interesante; vivir estresados es agobiante”, escribió John Freeman en su manifiesto por la “Slow Communication”. Por eso, estos días de vacaciones hay que optar por crear muchos momentos off, donde soltar la cuerda y alimentar el descanso, hacer “otras cosas”. O no hacer nada, entrar en sintonía con el tiempo y el espacio, cultivar nuestro particular mundo interior, ése que más tarde nos regalará nuevas conexiones inesperadas.
Además, comprobar que el mundo sigue adelante sin nosotros es un descubrimiento sano para nuestro “ego”, que nos devuelve a la dimensión real de nuestro trabajo, nos sirve de inspiración para ver los proyectos desde otra dimensión y nos ayuda a cargar pilas, para cuando de verdad tengamos que estar ahí.
4. LA CREATIVIDAD CUENTA CON EL ERROR, EL VERANO TAMBIÉN: A las personas creativas les gusta jugar, hacer, deshacer y rehacer la realidad, viajar, imaginar, soñar y probar, equivocarse y volver a empezar.
Practicar una actitud creativa nos enseña a ser más flexibles. A disfrutar con el proceso. A no fijarnos sólo en los resultados. A compartir, en lugar de competir. A rebobinar y volver al origen -de la idea, del proyecto, de la historia-. A buscar el nudo que no nos deja avanzar. A solucionar los contratiempos que surgen por el camino, como en las vacaciones:
El avión puede tener retraso. El tiempo puede torcerse. Un hijo puede ponerse malo. Los vecinos pueden hacer ruído. El restaurante puede estar lleno, o haber medusas en el mar:
“Viajamos para cambiar”, escribió Hipólito Taine. “No de lugar, sino de ideas”.
Fotografía subida por Tamara Ithunter, desde L.A (USA)