Cuando subes una estrella a nuestro mapa, tus ojos se abren -todavía un poco más- al mundo, y descubres que la belleza se encuentra a la vuelta de la esquina, en un mosaico, en una tienda, en tu propia piel.

Cuando subes una estrella a nuestro mapa, nosotros, los otros, celebramos que dentro de ti hay mucho talento.

Cuando subes una estrella a nuestro mapa, demuestras que eres una de esas personas generosas, que están dispuestas a robarle unos minutos a su día ocupado para hacer realidad este proyecto que es de todos.

Cuando compartes una de tus historias estelares, Internet deja de ser un lugar superficial para convertirse en un pequeño oasis de agua fresca, de ésa que regalan las historias imperfectas de la gente supernormal.

Cuando subes una estrella a nuestro mapa, mis días -en este punto, sólo puedo hablar por mí-  son más alegres, porque me das fuerza para seguir trabajando con cariño en este proyecto, que busca encontrar formas bellas de contar el talento y la creatividad.

Cuando subes una estrella a nuestro mapa, tú y yo dejamos de ser tan diferentes, para descubrir que tenemos algo en común: Quizás es una estrella en nuestras Converse, quizás es una estrella en un botellín de cerveza, quizás es una estrella en una camiseta y quizás… ¿Quizás es el inicio de una colaboración?

Cada estrella que subes a nuestro mapa es la afirmación visual de que en el mundo hay personas dispuestas a regalar amor e inspiración. Personas, que se levantan cada mañana con el deseo de brillar, y hacer que este mundo sea un lugar un poco mejor. Personas generosas, que saben que la vida es un misterio, y por eso hay que atrapar las chispas de luz que nos regalan los demás.

¿Sabes? Puede que algunas personas miren el mapa de estrellas y piensen que no tiene mucho sentido recolectar estrellas: ¿Cuál es su utilidad? ¿Para qué sirve? ¿Qué ganamos con esto?

Pero, como escribió Thoreau: “La cuestión no es qué miras, sino cómo miras y si ves”. 

Gracias por ser una estrella.

Imagen destacada: Vanesa, poniendo orden.