¿Qué tienen en común la intuición y el mar?

¿Qué tienen en común la intuición y el mar?


 

“La tecnología no logrará salvarnos. Nuestros ordenadores, todas esas herramientas, nuestras máquinas, no son suficientes. Necesitamos confiar en nuestra intuición, en la verdad que habita en nuestro ser”. Joseph Campbell, “The power of myth”. 

La intuición es profunda, como el mar. Misteriosa, como el movimiento de las algas bajo el agua. Y bella, tan bella como ese fondo marino que invita a perderse. Y a dejar que el silencio reine sobre nosotros.

Así es la intuición, una forma de pensamiento en peligro de extinción, que espera de nosotros que la cuidemos: tanto, como a nuestros océanos.

Nigel May Barlow, autor de “Re-Think”, define la intuición como “una forma acelerada de re-think en la que las partes dispersas de un problema ocupan de repente su lugar, como los componentes de un rompecabezas: Simplemente, la respuesta suena bien”.

En el rompecabezas de la creatividad, la intuición es como el mar: profundo y misterioso, bello pero también peligroso:

1. LA INTUICIÓN, COMO EL MAR, ES PROFUNDA: Las conexiones creativas se producen a niveles profundos: debemos alejarnos de la superficie de los procesos de pensamiento y adentrarnos mar adentro, allí donde nuestras experiencias corporales y mentales se funden como el agua. La intuición, como el mar, tiene sus propios sonidos. Y sólo escuchando sus tiempos, dejándonos abrazar por ellos, podremos sumergirnos en procesos creativos de calidad.

2. LA INTUICIÓN, COMO EL MAR, ES MISTERIOSA: Mozart, hablando de sus procesos creativos, contaba que algunas ideas le asaltaban en momentos inesperados: “Cuando estoy conmigo mismo, completamente solo y de buen humor, por ejemplo, en un viaje en carruaje o paseando después de una copiosa comida, o durante la noche, cuando no puedo dormir; es en ese tipo de situaciones cuando las ideas fluyen mejor y con mayor abundancia. De dónde salen no lo sé, pero tampoco puedo forzarlas”.

¿Cuáles son los momentos donde mejor fluye tu intuición?¿Los tienes identificados? Quizás sean momentos eureka muy sencillos, como la ducha, dar un paseo, escuchar determinada música, ir en bus, hacer punto… Para cada persona son diferentes pero, si identificas los tuyos, siempre podrás cultivarlos.

3. LA INTUICIÓN, COMO EL MAR, TIENE SUS PELIGROS: Algunos pensamientos nos asaltan como olas. De pronto, una serie de emociones y sensaciones embargan nuestro cuerpo, invitándonos a pensar en una dirección. Y, si en ese momento alguien nos preguntara: “¿Cómo lo sabes?”, quizás nuestra única respuesta podría ser: “No lo sé. Pero lo sé”.

Los dos hemisferios de nuestro cerebro: el izquierdo, -asociado a las actividades más racionales- y el derecho, -asociado a los centros emocionales-, pueden a veces jugarnos malas pasadas, como el mar. Por eso, además de escuchar a nuestra intuición, reflexionar sobre nuestras “corazonadas” puede ayudarnos a encontrar el equilibro entre razón y emoción.

4. LA INTUICIÓN, COMO EL MAR, ES ALGO MUY BELLO:  Bajo la profundidad, reina el silencio. El cuerpo fluye, la mente se deja llevar por el movimiento del fondo marino y una alfombra de colores nos invita a dar gracias por tanta belleza. La intuición, como el mar, puede llevarnos de paseo a lugares exóticos, zonas vírgenes de nuestro yo interior -y de nuestras relaciones con los demás-, que todavía no nos hemos atrevido a explorar.

5. LA INTUICIÓN, COMO EL MAR, NECESITA SER PROTEGIDA, CULTIVADA, CELEBRADA: En nuestro mundo tecnológico, corremos el peligro de confundir el medio con el fin, de pensar que sin esos medios -sin esa tecnología, sin ese nuevo gadget, sin la última aplicación, sin el nuevo iPhone- no podremos desarrollar nuestro trabajo, no podremos vivir mejor.

Pero, en realidad, cuando escuchamos a nuestra intuición -y para ello necesitamos encontrar cada día espacios de silencio donde cultivarla con cariño- nos damos cuenta de que todo lo que necesitamos lo llevamos con nosotros, lo llevamos con los otros.

Hay un mar de intuiciones en cada uno de nosotros. Un mar de ideas, esperando ser protegidas, cultivadas y celebradas. Un mar de belleza, que nos invita a bucear por nosotros, a bucear con los otros, a ir en busca de nuestra estrella de mar.

Fotografía: Carlos Munuera, para la colección de estrellas de Follow your own star. 

 

  1. Hermosa reflexión. Gracias por compartirla

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