“Le gustarás por ser tú”

“Le gustarás por ser tú”

“Le gustarás por ser tú” 4

Estábamos rodeados de carbohidratos.

- “¿Puedo sentarme aquí?”,  preguntó.

El chico de manos grandes y mirada pura trabajaba en el Planet Venice, el hostal de L.A donde me alojaba.

-”Es mi último trabajo”, me contó. “Antes he sido policia, profesor, bombero, vendedor y camarero”. 

El chico de manos grandes y mirada pura no parecía tener muchas necesidades.

- “En realidad, soy escritor. Cambio de trabajo a menudo porque así puedo observar a las personas. Descubrir por qué hacen lo que hacen. Y seguir trabajando en mi futuro. Es un medio de vida, no un fin”. 

200 gramos de espaguetti más tarde, comenzamos a hablar del amor.

El chico de manos grandes y mirada pura había estado enamorado.

Una vez.

Intensamente.

- “Pero no era “the one”. Nos conocimos aquí, en el Hostal. Ella era suiza. Tenía una risa preciosa. Nos besamos por primera vez en la playa. Fue algo muy bello. Nunca lo olvidaré. Pero no, ella no era “The one”. 

Cocinar una buena pasta al dente no es fácil. El chico de manos grandes y mirada pura lo sabía.

Le añadió ketchup a la suya.

Sentí pena por Italia.

- “En cuestiones de amor”, continuó hablando, “no hay que tirar la toalla. Nunca. Y menos renunciar. Muchas personas creen que es posible reconocer al amor de su vida. Hay un instante donde te sientes uno con el Universo. En mi caso fueron nueve minutos. Nueve intensos minutos en los que no pensé en nada, sólo viví”. 

Antes de rebañar el plato con pan, añadió:

- “Sé tú misma. Y no te confundas. Cuando llegue “the one”, no le gustarás por lo que haces. Le gustarás por ser tú”.

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